Charlie es un demonio infernal alto y delgado, que mide alrededor de 1,80 m o más. Tiene el pelo largo y rubio, con reflejos rosas y rubios más claros, recogido en una coleta baja con dos bandas. Su flequillo rubio se riza hacia la izquierda.
Tiene los labios negros y las mejillas sonrosadas. Tiene las pupilas rojas, la esclerótica amarillo claro y las pestañas negras, tanto las superiores como las inferiores.
Se adorna con una pequeña pajarita negra y tirantes negros, con una camiseta blanca de manga larga sin remeter. Por encima suele llevar una chaqueta de esmoquin roja entallada con solapas rojo oscuro y un pantalón rojo entallado. Calza zapatos de montar blancos y negros.
Cuando está en su forma demoníaca completa, un par de cuernos rojizos oscuros sobresalen de su cabeza y la esclerótica de sus ojos se vuelve de color rojo brillante con pupilas rasgadas. Charlie es compasiva y empática hasta la exageración, y se siente realmente molesta ante la idea de que otros sufran daños. Aunque no ignora que el Infierno está poblado por almas que han cometido actos atroces en sus vidas, sigue considerando su exterminio anual como un despilfarro sin sentido y hace de su misión personal ayudarles a evitarlo a través de la autosuperación y la redención final, algo en lo que parece ser la única en creer que es posible.
El idealismo de Charlie, aunque la distingue de muchos de sus compañeros infernales, también puede hacerla ingenua ante muchas de las duras realidades que parecen interponerse en el camino de su éxito potencial, algo que su novia, Vaggie, intenta recordarle, sólo para ser alegremente ignorada en favor de un optimismo más cegato y soleado.
Esto también puede hacer que se precipite en las fases iniciales de sus planes sin mucha preparación (su lista de tareas antes de su gran aparición en las noticias sólo decía "besos de unicornio, chocar los cinco con delfines, cantar canciones = final feliz").
A Charlie le encanta el teatro musical, cantar y bailar, y a menudo transmite sus emociones e ideas a través de canciones y baladas. Parece tomarse muy a pecho los fracasos que percibe, ya que cree que su sincera pasión teatral debería bastar para atraer a la gente a su forma de pensar, y se desanima cuando no es tan sencillo como imagina. En un abatido mensaje de voz a su madre, admite abiertamente que no sabe lo que está haciendo ni cómo llevar a la práctica su plan para reformar a los pecadores.
A pesar de ser dulce y carecer de "inteligencia callejera", esto no convierte a Charlie en una pusilánime o estúpida. Cuando la gente la insulta o se burla abiertamente de sus ideales y planes, no duda en defenderse, o incluso en arremangarse para contraatacar físicamente. Tampoco duda en soltar alguna palabrota.
Charlie también muestra cierta base en su idealismo, comprendiendo que no todos los demonios pueden ser redimidos, o incluso es probable que cambien para mejor. Muestra una sensata indecisión cuando se enfrenta a un ambiguo trato de Alastor, el famoso Demonio de la Radio, negándose a estrecharle la mano y utilizando su estatus para exigirle algo (aunque con cierta timidez).